Nos despedimos todos los días pensando que "despedirnos" es la mera acción de saludar al otro sabiendo que lo verás en un futuro cercano, sin entender que el decir "Adiós" es un vulgar sinónimo de ruptura, de quiebre...y algo que de quiebra no puede volver a pegarse ...
De pequeños nos cuentan historias de monstruos que viven bajo nuestras camas, esos amigos imaginarios que son solo motivaciones para poder ser buenos en nuestro día a día, para evitar caer en las fauces de estas criaturas. Sin embargo, obviamos el hecho de que existen otros peligros allá afuera, que son mas reales y definitivos que un ser de mil ojos, 16 patas y colmillos como espadas que puede vivir en nuestro clóset. Porque ellos no tienen el poder de apartarnos de aquello que nos da felicidad, algo que una sola palabra puede hacerlo sin dudar, de manera definitiva.
Pasan la gran parte de nuestra infancia enseñándonos a saludar, a decir "mucho gusto", a abrazar nuevos encuentros. Pero nunca nos hablan del poder desgarrador de un "Adiós". Nunca te hablan de esa sensación de vacío que te invade las entrañas de manera permanente, como una caída libre en la cual tus pies nunca van a tocar tierra firme otra vez. Esa sensación en el estómago que quema las tripas mientras finges una sonrisa.
El decir la palabra "Adiós" marca un punzante punto y final. Es ese signo de puntuación que hace temblar la mano de cualquier escritor. Porque si tienes que decir esa palabra, es porque algo salió mal, algo no funcionó; ya sea que una relación dejo de tener flexibilidad, ya sea que la situación actual de un país invite a sus habitantes a largarse, o ya sea que la medicina moderna no permitió que un corazón continuara latiendo. Algo salió mal, es momento de despedirse.
Tal vez esa sea la situación más frustrante del decir "Adiós", el hecho de haberlo intentado todo y que sin embargo no fuera suficiente. Tener que despedirse es admitir una derrota en una batalla que por más dolorosa que sea, no queremos descontinuarla. Es el darle la mano respetuosamente a días de total incertidumbre mientras tratas de mantener un barco a flote, el cual tiene agujeros por todos lados y que nunca va a volver a flotar.
Muchos dicen que el despedirse trae nuevos encuentros, como si las relaciones humanas se trataran de situaciones de reemplazo, pero el pensar eso no es solo iluso, sino peligroso. Tu nunca te recuperaras de la muerte de un ser querido, nunca serás el mismo después de terminar una relación, nunca reirás de la misma manera al ver a un amigo partir y darte la espalda. Lo que si es seguro es que todo encuentro tiene su despedida, todo encuentro tiene su historia, sus risas, sus batallas, sus victorias. Pero tarde o temprano, algo sale mal. Errores se cometen, países empobrecen, la salud se marchita. De una forma o de otra habrá que decir "Adiós". Y sin embargo no nos acostumbramos a decir esa palabra. No importa cuántas veces la he dicho (las cuales han sido muy seguidas últimamente) nunca me acostumbro a esa sensación, nunca aceptaré que es algo "natural", que las relaciones vienen y van y que no debemos aferrarnos a nada ni a nadie, que nada es seguro.
Uno nunca se recupera de este vacío, solo mejoras en ignorarlo. Es como un adicto al cigarrillo que de la nada deja de fumar, el siempre va a querer otro cigarrillo, el siempre será fumador. De la misma manera es esa sensación de desapego, pasan días, semanas, años y juras que estas mejor, que no te importa... Hasta que una foto vieja sale en tu pantalla, hasta que encuentras ese reloj en tu gaveta, hasta que Recuerdas ese cumpleaños... Ahí tu cerebro te castiga al regresarte a tu día cero, a empezar tu rehabilitación una vez más ...
Por eso, mi querido lector, aprovecho esta oportunidad para decirte que te quiero. No se quien eres ni de donde eres pero si te has tomado la molestia de conocerme mereces que te quiera, mereces mi cariño. Sea cual sea tu situación actual quiero decirte que espero que estés bien, y que sigas mejorando... Y que por doloroso que sea esto. Debo despedirme ya que, nuevamente, algo salió mal...
Las lágrimas corren, la voz es solo un hilo, las manos me sudan...
Algo salió mal, y por esto...me despido...
Adiós